Hace tiempo que no escribo en el blog y he pensado compartir con vosotros en esta ocasión la experiencia adquirida día a día con niños en pequeño grupo o de manera individual y la reflexión del trabajo que realizo en el proyecto Betamind.
Para los que no sabéis quien soy, me llamo Violeta, “la maestra Jedi” “profesora Xavier-a” o “profesora Miyagui” , podría definirme como “arteeducadora”, artista, porque cada una de las acciones que realizo hibridan en la educación. Dedico especial interés en aquellos niños y niñas, que tienen capacidades y la motivación algo baja, mucha frustración, tienen ideas geniales pero a la hora de hacer “pues eso que tiene uno en la cabeza” no logran hacerlo realidad…
Robert Sternberg prestigioso estudioso de la Psicología y la Inteligencia, define tres tipos de inteligencia para desarrollar las capacidades: La inteligencia analítica (la del saber, conocer) la inteligencia creativa (la de hacer y crear) y la inteligencia práctica (la de acercarla a nuestra vida y día a día). Son las dos últimas las que activo en especial en niños y niñas altas capacidades desde hace ya “la tira” de 12 años.
No me voy a parar a contaros dónde, y con quien (podéis ver mi perfil de Linkedin largo y extenso) porque no quiero escribir sobre mí. A partir de ahora quiero visibilizar el mundo del saber de los niños y niñas con altas capacidades intelectuales. 12 años de haceres con ellos y todos los que vendrán seguro.
Hoy quiero escribir sobre dos términos que trabajo mucho en las aulas de creatividad: afición y vocación.
Explicar estos dos términos desde las artes, es complejo porque son afición y pocas veces vocación en el pensamiento de muchos adultos: o se nace con ese talento o uno no se hace (además de ser una de las áreas más bien poco valoradas en la educación si no es como manualidades, o destrezas manipulativas).
Afición es algo que te gusta hacer. Afición es tener un gusto por hacer algo; bien porque tus padres te apuntaron de pequeño, o porque ya te gustaba y con el paso del tiempo sigues haciéndolo; y además siempre te acompaña y sigues practicando en mayor o menor medida ese gusto, pero sobre todo la palabra afición va unida a la palabra práctica. Se necesita de ella: practicar y mucho. Con muchos de mis participantes, me cuestan entender como pueden tener tiempo para salir del cole y estar en 6 aficiones: los lunes inglés extraescolar, los martes baloncesto, los miércoles robótica, los jueves más baloncesto y piano, los viernes "mentorias con Violeta" los sábados partido y piano y los domingos visitas a museos.
Y luego está el término vocación, que se suele relacionar con lo divino, pero en realidad trata más de ser “aquello para lo que estas llamado” aunque no lo practiques, es en definitiva esa maravillosa manifestación del talento que tenemos. En la vocación es posible y no necesario estudiar, y muy probable que esa vocación no sea la profesión que ejerzas (porque es difícil trabajar de aquello en lo que uno tiene vocación) pero siempre en nuestro interior sabremos que ese es nuestro destino. La vocación tiene mucho de emoción, cosa que la afición pues puede que no.
De todas esas aficiones de mis participantes, cuando estamos en mentorias me dicen: "yo sé de mates sin estudiar, me es facilísimo" "a mí me encantan las ciencias y no necesito esforzarme, me pasaría 24 horas experimentando"...creo que pocas tienen que ver con todas esas aficiones...o sí.
Claro que luego tenemos aquello de que, aunque tengas vocación y te sea fácil hacer, te es necesario esforzarte en tu vocación, porque no es algo divino: si Rafael Nadal tiró por la raqueta no es que naciera con ella dando revés cruzado o Carolina Marín, la crack del bádminton supiera como ganar a cualquier rival que se ponga por delante… tenían un talento y vocación que se podía convertir en profesión : digamos que su horitas y horitas en la cancha estarán, que tendrán sus dolores musculares, presión psicológica en los grandes partidos, etc... y eso, no quita que les pueda más la emoción que sienten con su raqueta en la cancha que todo ese esfuerzo necesario para estar ahí cada partido al 100%, porque para ellos es vocación.
También está el hecho de que tengas una afición que se termine convirtiendo en vocación y transformando en tu trabajo, eso sí: Hay que practicar esa vocación desde la emoción ,sino se pierde y mucha de ella por el camino de la presión social, la mismísima frustración puñetera de si no me sale ya no lo hago o de la “Virgen Pereza”, capaz de matar cualquier ápice de respirar aliento positivo para ponerse a ello.
Un ejemplo es el suceso que me ocurrió hace poco y que publiqué en las redes sociales, y que "ahora mismito"os voy a contar:
Contacta conmigo una mami para comentarme que su hijo venía a un programa de enriquecimiento conmigo (donde colaboraba como educadora artística). De verdad, ¡qué alegría da saber que hay participantes que se acuerdan de ti habiendo pasado ya casi 10 años”, sí. 10!.
Esta mamá maravillosa me contacta y pide el teléfono. Yo ingenua pensando, (necesitará consultarme alguna cosilla, dudas o algo del instituto... pues resulta que no): me llama su hijo, Gabi, aquel de garabatos y muñecotes Art brut que “me flipaban” y entre lágrimas me dice:
- Violeta no sé si te acuerdas, me dijiste que no creyera lo que decían los demás sobre mis dibujos, que siguiera mi instinto. No sabía hacer bien dibujos, pero siempre me ha apasionado. Siempre me gustaron las ciencias y la arquitectura. Pero claro, el dibujo es afición y me veía científico. Me alentaste diciéndome que cualquier ámbito me ayudaría a ver el dibujo desde otra perspectiva que la luz dibujaba y que la sombra construye el volumen de todo lo que veo. Y marcado me quedó esto: "los sueños son imposibles hasta que los haces visibles. En el camino puedes ir por senderos, carreteras autopistas, puentes, y quizá no tengas muy claro por donde ir pero todo llega y la oportunidad y señales por los esfuerzos también".
De esto yo me acuerdo porque me lo ha dicho, y la verdad nunca sabes lo mucho que marcan tus palabras en los alumnxs. Si algo agradecen es sinceridad y transparencia. El caso es que estaba un poco asombrada de la conversación, me acuerdo de él con 8 años, y la verdad no me salían palabras que articular.
El tema es que me llamó por su insistencia en encontrarme para decirme que se va a cumplir esa oportunidad: se va a San Francisco a Pixar. Entre lloros me dijo que la decisión de irse viene de aquella frase, el recuerdo de aquel instante para él es una señal marcada desde los 8 años. Quería llamarme para agradecerme la inspiración. Con 8 añitos , y a punto de cumplir 18... no me salía ni aire para respirar.
De pronto pienso en la gran inmensidad de niños y niñas que pasan por las aulas y cuántos de ellos son fulminados (de altas capacidades unos cuantos) por no darles una palabra de inspiración y agradecimiento por todo aquello que si hacen como niños y no como adultos (que es lo que en muchas ocasiones ocurre en las aulas).
Os juro que esos monigotes de Artbrut pasan desapercibidos en cualquier ojo humano por dibujos bastos y poco representativos, pero a mí me parecían en aquel momento diferentes a todo aquello que había visto, y el niño por aquel entonces…pensaba que no sabía hacer un cuerpo humano…y hoy se va a Pixar a estudiar y trabajar, esas partes corporales más difíciles de representar para cualquier animador-a : manos y pies. Autodidacta, se va a Londres a un instituto de artes y termina caminando por senderos de la afición a la vocación, de mucho esfuerzo y frustración, eso me chivó.
Desde luego sentencio que todos los alumnos con los que trabajo son únicos, maravillosos, pero sigo diciendo que los niños y niñas de altas capacidades tienen una sensibilidad especial. Se quedan con todo aquello que tú crees que no es importante.
La búsqueda por contactar de una madre y la insistencia del antiguo alumno por querer darme las gracias, han hecho que sea el recuerdo más emotivo que he tenido en mi vida como docente.
Para mí los niños y niñas con altas capacidades son diferentes, su mirar, su emoción, su hacer y su vivir día a día. Lo escribo y me siguen saltando las lágrimas.
Reflexiono sobre mi vocación: la que surge del dibujo, de ilustrar, de crear y la hibridación de transmitirlo en la enseñanza como guía de la motivación y la creatividad. Estoy orgullosa de hacer que sueños de otros finalmente se hagan realidad al otro lado de la campana de Gauss. No hace falta decir más, gracias Gabi por hacerme sentir tan especial en este momento para ti tan importante.
Os dejo una cita que debería estár pegada en la puerta de entrada de las salas de profesores y departamentos de los institutos para poder sembrar esas vocaciones desde sus pasiones:
Si crees en ti, creerás en ellos,
Si crees en ellos, ellos creerán en ellos.
Jose Antonio Fernández Bravo
“Enseñar desde el cerebro del que aprende”
Feliz semana #betatesters